jueves, 16 de diciembre de 2010

DESCUBRIR EL AMOR HOMOSEXUAL DURANTE LOS PELIGROSO AÑOS 80



A lo largo de la arboleda los muchachos se flanean; senados sobre las bancas un grupo se ríe a carcajadas.  En la oscuridad, una posible pareja juega al escondite; tras un matorral un muchacho expone su virilidad en busca de más virilidad. Las sobras protegen a las almas atrevidas que salen de sus rincones y copan El ejido para hacerse un ligue y seducir un nuevo amante, para explorar la posibilidad de encontrar el amor en un baño público. Cerca de la Noche, un joven se quita el uniforme del Colegio Mejía para no ser reconocido.
Descubrir el amor homosexual es encontrarse con la nada, con espacios negados, ocultos, clandestinos como principio. Ahí, en el no saber el lugar del afecto, de la dulzura; ahí, donde el ojo ensaya la mirada que desnuda al contenedor amoroso; ahí en la intensidad del sexo fugaz donde el encuentro causal es posible, la vida se vuelve verosímil. En medio de ningún lugar, asoma la creación de un mundo paralelo. Ahí ocurre la lucha cotidiana contra la prohibición de los afectos, contra la dominación cultural que propone un horizonte reducido, al imaginario de lo ciudadano propietario, lo masculino, lo blanco, lo heterosexual, aquel que puede procrear un  tipo de familia, de sociedad, de moral.
LA BOHEMIA MARICONA DE QUITO.

Para finales de los años setenta y principios de los ochenta, existían ya el Camelot o Footloose, el Sausalito, bares de “ambiente”, éste ultimo administrado por una vedette de cabaret que se hizo de un grupo de amigos homosexuales que a la vez eran sus clientes. Otros sitios eran los cines pornográficos,  el Granada, el Holywwod – o pulga en butaca- , el Alhambra, el América – o Ratas club - . El cine Metro.

La gente más adulta iba al sauna la Cascada o al Candy – un hotel donde se  fingía ante el dueño que el acompañante era un primo, un amigo, o un pariente. – También estaban los videos – clubs, cuartos oscuros con proyector y pantalla. Todos sitios homo-eróticos, de licencia sexual, donde los dueños se hacían de la vista gorda. Todos sitios de las artes del cortejo ocurrían con inmediatez, se adaptaban a la estrechez de los tiempos.
El Hueco empezó en un garaje, ahí se reunían y se reúne toda la mariconería quiteña de distintas edades. Ahí los grupos de amigos marcan sus territorios, fronteras de clase que disciernen entre gays amanerados de élite;  entre jovencitos clasemedieros o atractivos cacheros ( joven que entablan  relaciones sexuales a cambio de dinero, de  favores o especies), entre travestis – rubias dueñas de peluquería que usan corsé e imitan a Madona y; transexuales – cholas que se paran en las esquinas en busca de un cliente.  Nadie se puede salvar de la rígida jerarquía delimitada por el color de la piel, el dinero, la educación, el linaje; de la distinción hecha por los valores más generales que participan en la configuración de las identidades sexuales.
La historia quiteña es en realidad la de sus prácticas morales, adiciona y entreteje las pequeñas discriminaciones estamentales.
El descubrimiento de la comunidad homosexual significa la apertura a un mundo en donde “la gente es como uno”, donde se recrean modos sexuales de hacer, donde se reinventan tecnologías de búsqueda de placer que enlazan la imaginación compartida. A diferencia de la heterosexualidad inculcada, cuyas prácticas y valores inundan la cotidianidad con una alegoría de símbolo naturalizados socialmente, ser homosexual no significa – exclusivamente – gustar del mismo sexo. Ser homosexual significa construirse, llegar a serlo. Los aprendizajes ocurren como juegos en el ocultamiento, pero conservan sus memorias en los cuerpos de quienes compran preservativos como parte de la experimentación de la locura. Es difícil entablar relaciones públicas, tranquilas, sin apresuramientos, “yendo despacio, sin forzar”.

Daniel Morenodionisiosartecultura@gmail.com
Tomado del libro KITUS DRAG QUEEN


SEXO, AMOR, VIOLENCIA, PERSECUCION Y MUERTE EN LOS 80

Durante los años ochenta, a nivel mundial las crestas punk se vuelven prótesis de la identidad rebelde primer mundista y rock Hudson muere por un síndrome hasta entonces desconocido, esto último impulsa la lucha contra el SIDA y el reconocimiento de que la homosexualidad no es una enfermedad. Localmente, poquísimos se atreven a salir “del closet” pues la sodomía es ilegal y la comunidad aún es inmadura. Muchos buscan cumplir con la tradición burguesa – heterosexual de montarse una casa y tener una familia con hijos, la mejor forma de guardar las apariencias y conservar identidades indiscutibles.




En el país, la libre empresa y la eficiencia se difunden como los valores de una nueva ciudadanía austera, neoliberal, emergen promesas electorales de “pan, techo y empleo” que luego se transforman en interminables barrios de sub – proletarios, cuya gente es arrojada a las avenidas principales como comercio informal.  La mirada moral del Estado intensifica sus actos de rigidez; violencia y represión contar la pobreza que incontenible se desborda, contra las formas de sensibilidad que no guardan el status quo. Febres Cordero (1984  - 1998) crea el escuadrón volante y los policías se dedican a perseguir sospechosos, emprenden la cacería de mujeres de vida licenciosa, niños callejizados, rebeldes guerrilleros de izquierda y por supuesto homosexuales etiquetados de locas:
“Ellos hacían el rastrillo, el rastrillo era horrible.  Los buses se estacionaban en la Tarqui , ahí se bajaban todos los escuadrones, luego todos los buses bajaban hasta la avenida Patria, luego pasaba el rastrillo, así, así, recogiendo toda la gente y se iban cerrando, era una fila que iba por el parque y luego se iba cerrando, cerrando, cerrando, terminaban en una U que iba de un costado de la Patria y ahí les iban sacando a la gente  que iban en el medio y ahí ya, arriba. Al final a los buses les llevaban a todos. Entones, ahí nadie se salvaba….
… en los años ochenta y  a mediados de los noventa las persecuciones en el parque el Ejido fueron más grandes, “los escuadrones violantes””, porque aparte de eso te violaban los derechos y te violaban otras cosas”….
Sexo, amor, violencia, muerte, persecución policiaca, urden historias de homofobia, de odio a los abyectos.  Varios homosexuales murieron en la época de Febres Cordero, el chantaje policial, la extorsión, las sobredosis de droga, son cotidianos. Golpeadores que desfogan sus frustraciones sobre aquellos que provocan sus deseos – miedos sexuales más profundos. SE cometen varios crimines ante los cuales ni la opinión pública ni la policía prestan atención tampoco investigan pues para ellos solo era un maricón más, una criatura no política, una “depravadita”, un mal menor.
Los tiempos se confabulan en la creación de un clima de intolerancia, tiempos en que la sexualidad y el romance significan debatirse entre el dolor y el peligro, entre la pasión y el asesinato. Las personas más aisladas, quienes no se acompañan de amigos, son blancos de fácil ataque. Encontrar el placer del amor gay implica correr riesgos poco incidentales que corresponden a la violencia de los tiempos, a la brutalidad que pueden generar los moralismos más conversadores de la sociedad, a la historia de nuestras (in)sensibilidades.
A partir de las luchas transexuales que reclaman por el asesinato de sus compañeras en la ciudad de Cuenca, en 1997 la homosexualidad es des{tipificada como delito,. Entonces todo “el ambiente” se refresca. Anquen de forma nominal, la clandestinidad deja de ser una obligatoriedad impuesta por la ley y algunos empiezan a declararse abiertamente homosexuales.

Daniel Morenodionisiosartecultura@gmail.com
Tomado del libro KITUS DRAG QUEEN

martes, 30 de noviembre de 2010

LA DESPENALIZACIÓN DE LA HOMOSEXUALIDAD EN ECUADOR


25 NOVIEMBRE DE 1997
DIA DE LA DESPENALIZACIÓN DE LA HOMOSEXUALIDAD
EN EL ECUADOR

Hagamos un poco de historia.... Se da el caso que en esta ciudad se realizaba  una elección de una “Reina Gay”, miembros la policía nacional allanaron el lugar y  detuvieron a cuantos pudieron para luego recluirlos en el centro carcelario donde fueron víctimas de todo tipo violaciones a tal punto que un ciudadano llamado Nacho, quien es un conocido estilista de esta ciudad fue atacado sexualmente por miembros de la policía nacional, y al salir en libertad denunció el hecho públicamente, es así que en el país se desata una ola de protestas  y solidaridad con los compañeros de Cuenca.  Cabe señalar que en este artículo utilizo el   término “Reina Gay” por cuanto en ese tiempo no se conocían las definiciones claras sobre las orientaciones homosexuales e identidades de género, por lo tanto, todos erróneamente no relacionábamos como Gays.   
Es así como se inicia la lucha por la reivindicación de los Derechos Humanos y Constitucionales de las comunidades GLBTs del Ecuador , en la ciudad de Quito un grupo de ciudadanos gays comenzaron a trabajar por los  derechos de los homosexuales, en un principio centraban sus actividades en  gestionar la libertades de los compañeros que eran detenidos ilegalmente por miembros de la policía nacional  en las famosas “batidas” en aras del “orden y las buenas costumbres” cabe recalcar que este tipo de operaciones eran comunes en las principales ciudades del Ecuador.
Me viene a la memoria que este grupo se identificaba como “SOGA” -nunca supe por del nombre-, el anhelo de este grupo era legalizarse como organización homosexual pero tal reconocimiento era imposible en vista que la homosexualidad era penalizada y es así que nace FEDAEPS , organización cuyo objetivo era la ayuda, educación y prevención de VIH y SIDA.

 
En la ciudad Guayaquil, también comienzan a darse iniciativas y nacen algunas organizaciones y se une a la lucha, aunque su labor estaba centrada en la prevención del VIH y brindar apoyo a quienes vivían con la infección del virus. 

  En 1995
 la Fundación Amigos por la Vida y FEDAEPS (Fundación Ecuatoriana de Ayuda, Educación y Prevención del Sida), son las organizaciones que en alianza comienzan a trabajar en la lucha por los derechos de las comunidades homosexuales del Ecuador.  Esto se dio por cuanto en 1994 se presentó ante la Comisión de Derechos Humanos de la OEA (Organización de Estados Americanos), una descripción detallada de las permanentes violaciones de los Derechos Humanos y Constitucionales de los ciudadanos homosexuales del Ecuador.

 
Por este motivo se da inicio a una campana mundial de llamamientos de atención al gobierno de turno, solicitando la despenalización de la homosexualidad, al mismo tiempo piden investigar los crímenes de odio por orientación sexual homosexual que se dio en contra de las ciudadanas trans muchas de ellas eran trabajadoras sexuales del sector de la Mariscal de la ciudad de Quito.

Surgen varios movimientos GLBT, en Quito, Manabí, Cuenca y por último se unieron a la lucha las ciudadanas Trans trabajadoras sexuales del sector de la Mariscal del Grupo Coccinelli, cabe recalcar que esta fue la primera organización homosexual que fue reconocida oficialmente luego de la despenalización.
Todo este proceso contó con el apoyo incondicional de la APDH (Asamblea Permanente por los Derechos Humanos) organización de Derechos Humanos de la ciudad de Quito con Alexis Ponce a la cabeza.

En un principio luego de algunos lobbies con unos pocos diputados para la revisión del Artículo # 516 que en su primer inciso penalizaba la homosexualidad, se logró la adhesión de otros diputados a la causa. También los medios de comunicación tuvieron mucho que ver ya que con su opinión y cobertura de la campaña lo que concienció a la ciudadanía en general sobre los derechos de la comunidad homosexual del país. Hay un ex diputado que lo debemos recordar con mucha gratitud, ya que este señor, quién metió la mano al fuego por la causa, de él no me acuerdo su nombre, pero sí su apellido me refiero al Dr. Rojas de la ciudad de Cuenca.
A pesar del apoyo de los diputados que se adhirieron, la vía tomada por medio del Congreso se tornaba difícil, precisamente en esa época el tema era considerado como un tabú.  Es así que se decide presentar la demanda de inconstitucionalidad del Artículo # 516 ante el Tribunal Constitucional, un requiso indispensable era la entrega de la demanda con mil firmas y sus respectivas copias de cédulas. Es así que se comienza la campaña de recolección de las firmas. Una gran verdad que tal vez pocos lo saben nuestra propia comunidad fue poca participativa en la campaña y cuando se les solicitaba la firma se negaban, aun así, con el apoyo de la ciudadanía se logró conseguir 8 veces más de la cantidad de firmas requeridas.
Varios activistas realizaron la recolección de las firmas en las discotecas, bares, de puerta en puerta sensibilizando a la comunidad para que apoyen con su firma y copia de cédula, en esta campaña hay que destacar la participación pública de las ciudadanas trans del grupo Coccinelli de las ciudades de Quito y de Guayaquil, que es su mayoría eran trabajadoras sexuales.
  En septiembre de 1997 gracias a la gestión del Doctor Ernesto López que actuó como defensor de los demandantes y más compañeros activistas se presentaron las firmas de respaldo y la demanda ante el Tribunal Constitucional. El 25 de homosexuales dejamos de ser considerados delincuentes por nuestra orientación homosexual.
Este es un poco el resumen de la historia inicial de la lucha por los Derechos Humanos y Constitucionales de nuestra comunidad. Debemos trasmitirla a las nuevas generaciones y que la tomen como un ejemplo a seguir y que jamás debemos estar desunidos ya hemos ganado una batalla, pero no la guerra, porque siempre habrá enemigos latentes en todos los sectores que piensen que por nuestra orientación sexual homosexual siempre seremos ciudadanos sin derechos.
En la actualidad siguen las violaciones con más violencia ya que se a desatado una ola de asesinatos con saña y alevosía en contra de nuestra comunidad y las ciudadanas trans son las más vulnerables. Ha pesar que todos estos actos criminales que son de dominio público ninguna se autoridad pronuncia al respecto y mucho menos iniciar procesos de investigación para sancionar estos crímenes por orientación sexual.
 Atentamente.   Gonzalo Abarca Cáceres

SIN TEMOR, CON DERECHOS Y TRANSPARENCIA
DIVERSO ECUADOR

25 DE NOVIEMBRE DE 1997- DIA DE LA DESPENALIZACION DE LA HOMOSEXUALIDAD EN EL ECUADOR

Hace 13 años ser homosexual en Ecuador, era penalizado como describía el Artículo # 516 en su primer inciso del Código Penal de ese entonces con sanciones de 4 a 8 años de reclusión las relaciones homosexuales consentidas  entre adultos.

Es importante que las nuevas generaciones de GLBT’s  conozcan y concienticen desde un principio, todo  el proceso de una dura lucha, desarrollado en aras de exigir de nuestros Derechos Humanos y Constitucionales, en la década del 90.  Todo este acontecimiento comenzó a raíz de los actos de violencia acontecido  en contra de ciudadanas trans en la ciudad de Cuenca.


Gonzalo Abarca C

lunes, 18 de octubre de 2010

PERSONAJES GLBT DE LOS 70 EN ADELANTE EN ECUADOR

PERSONAJES DE LOS 70 EN ADELANTE

La Ambateña Ercilda Guerrero fue una de las pocas mujeres que frecuentaban el ambiente, muy conocida por su forma de ser y vestir. Las lesbianas eran abogadas o maestras.
En Ibarra,  “Rubencito” espigado y delgado, hombre de bicicleta, asistía a sus pacientes para poner inyecciones. Usaba una red en su cabello largo, tapado con una boina. Por ser solterón y amanerado todos especulaban sobre su homosexualidad.
Oswaldo Semanate, Arturo Valarezo y Bolívar Jijón que, como pocos, osaron vivir en comunidad y organizaban qué hablar en la Bolivia y Versalles. Se los conocía como las “señoritas Bolivia”.
Las famosas “Barbies”: Alfonso, Alberto y Rubén, la “gallo hervido”. Eran peluqueros afeminados, aunque ellos no  se decían travestis, sino “fuertes”. Salían del esquema: eran exitosos, andaban en carro último modelo, vestían bien, viajaban al exterior ytenían una cartera e clientes conocidos.
Ya en este nuevo siglo, Juan Sebastián López, “Juancho”, bailarín y deportista fue el primer chico que al aire y en un reality denominado “Gran Hermano, se asumió como gay en 2004. Además protagonizó el primer beso gay de la TV ecuatoriana. Actualmente es un personaje televisivo.
Freddy Lobatofredylobato@hotmail.com
Revista Q - N° 6

viernes, 10 de septiembre de 2010

HOMOSEXUALIDAD QUITEÑA - UNA HISTORIA ESCONDIDA



Foto de la Colección - La Bohemia Solapada - de Emmanuel Honorato Vásquez        

AUSENCIA TOTAL DE DERECHOS EN ESA ÉPOCA
La policía entraba en operativos a las discotecas, bares y hasta fiestas privadas. Los entrevistados cuentan casos sonados en la prensa: el “matrimonio “de un peluquero y su pareja en la Rodrigo de Chávez, y una fiesta de disfraces en el Batán. En ambos, la policía llegó sin invitación del dueño, pero sí por denuncia de un vecino o un gay reprimido (porque no le invitaron, llamaba a la policía por venganza). Lo del Batán tuvo sus ribetes dramáticos; en el edificio vivía un militar de alto rango que denunció la fiesta; 16 cayeron presos y su rostro fue publicado en la portada de Últimas Noticias no este titular: “Mariposas en pleno vuelo fueron sorprendidas en fiesta”. Todos emigraron en una especie de exilio vergonzoso, “entre ellos tipos casados, que fueron marcados y estigmatizados de por vida”. Revela César.
“Las futas al Hueco eran espectaculares”. La gente salía por la puerta trasera, por un tapial de la casa vecina que tenía perros y daba a la calle Wilson. La policía hacía una cacería de brujas. El que tenía dinero sobornaba al chapa y se libraba de la cárcel”, resume Daniel, quien también cuenta casos de violación por “escuadrones Rosa” de policías, nunca denunciados.

PERSONAJES DE AQUEL TIEMPO

· Las hermanas “La Fayette”, tres travestis que cohabitaban y vivían de la prostitución en La Mariscal. Una especie de familia solidaria, una de ellas fue asesinada y otra migró a Europa.
· La “Dama de Rojo”, travesti y prostituta que poseía educación y clase. Sus clientes eran turistas del hotel Colón pero además traficaba drogas y prostitutas travestis. Murió de SIDA en el penal García Moreno.
· Ana María Letelier, un icono, chilena que radicaba en Ecuador. Bailarina del “Royal Horse” y bar tender de El Barril. Fue la madre y paño de lágrimas de mucho gay de clóset. Ya fallecida. Se cree que los gays usaban su nombre como código, con el fin de camuflar sus salidas nocturnas. Ir donde Ana María, para no decir “al Barril”, así evitaban delatarse.

ACTIVISMO, VISIBILIDAD Y LA DESPENALIZACIÓN

Francisco Guayasamín recuerda el primer desfile del orgullo gay que hubo en Quito en el 97. “Montados en una chiva unos 16 amigos de FEDAEPS (Primera organización GLBT), Hicimos algo de escándalo en la Mariscal”. No hubo letreros ni consignas., todo camuflado para evitar el escándalo y la prisión. Sin embargo, ese mismo año una batida policial que terminó en la violación de unos travestidos detenidos en la cárcel del Centro de Detención Provisional de Cuenca, determino que los esporádicos grupos organizados actuaran para cambiar la realidad de las cosas: despenalizar la homosexualidad. Coccinelli, Triangulo Andino, SOGA y FEDAEPS fueron las organizaciones que articularon una movilización que incluyó llamar a la prensa y visibilizar el tema. El tribunal de Garantías Constitucionales aceptó el pedido de los grupos a cargo de activistas como  y el trabajo de campo a cargo de los transgénero – quienes recolectaron firmas en calles y plazas de Guayaquil y Quito, para conseguir que la ciudadanía los apoyara – y declaró el artículo 516 del Código Penal como inconstitucional.

Publicado en REVISTA Q
Julio 2


Ser GLBT en Quito antes de la despenalización de la homosexualidad. 

LAS PRIMERAS ZONAS ROSA Y LOS LUGARES DE ENCUENTRO CAMUFLADO EN QUITO

HOMOSEXUALIDAD QUITEÑA - UNA HISTORIA ESCONDIDA


El centro Histórico y La Mariscal se convierten en los escenarios de las representaciones homosexuales. Los testimonios cuentan que mucho gay de armario se enteraba por accidente de boca de algún heterosexual u otro enclosetado sobre “el ambiente” Estos contaban anécdotas con sorna e indignación acerca de situaciones con “maricas “y eso bastaba para explotar la curiosidad y acudir a dichos lugares a comprobar el dato, cuenta César (60). El cine Bolívar fue un lugar de “cruce” y contacto. La oscuridad favorecía a que los hombres tuvieran un acercamiento, “especialmente si se ubicaban en la última fila”. Igual cosa sucedía en los baños de San Agustín.

César enumera algunos de los esporádicos bares gay que fueron surgiendo en Quito. La Cafetería Cordovez en la 10 de Agosto, por la Casa Vivanco, era un lugar de encuentro. En la 24 de Mayo, el bar Águila Dorada era frecuentado por intelectuales de los 70 y donde también había travestidos. El Puerta de Hierro en la Tamayo, entre 6 de Diciembre y 12 e octubre, era un garaje de casa. No duró mucho, “la policía llego en un operativo regular y todos los chicos se echaron bajo la mesa por miedo y eso les delató ante la policía, además de haber solo hombres”. El bar Tabasco en La Mariscal, “lo cerraron un 24 de mayo de 1981, día que murió el presidente Jaime Roldós. Un bar ubicado en el partidero a Tumbaco en el subterráneo de un edificio. “Las luces bajas, la pista de baile, los bar tender afeminados o insinuantes, además de la música disco”, recuerda César.

En los 70 surgen saunas heterosexuales que serán tomados por los homosexuales por su connotación sexual evidente. César revela que en la Almagro y República los Baños Sauna Pichincha “fue el punto de cruce”. Eso sin dejar de nombrar los cines porno que aparecieron en el Centro. En el Gran pasaje de la Plaza del Teatro, los peluqueros travestidos llamaban la atención de mucho cliente por su habilidad, que hizo competencia al tradicional peluquero. Pero además, también “atraían a los chicos estudiantes de colegios como el Mejía, el Montufar y otros aledaños”, ironiza Daniel Moreno, artista drag y activista.

César cree que el homosexualismo tenía tres matices; la clase media lo rechazaba debido al arribismo social. “Muchos despreciaban a los gays que no eran de su clase, tipo y estética”. La clase alta lo toleraba y aceptaba, al menos entre los suyos, que no se mezclaban con el resto. Igual cosa sucedía con la clase popular, donde existía más solidaridad, como el caso de los peluqueros, la mayoría transgénero, explica. Cree que ser arquitecto, diplomático y artista – intelectual, eran las profesiones con las que gays y lesbianas de clase media alta se identificaban más. Ellos viajaban por el mundo y eso les permitía un contacto con las vivencias homosexuales de Estados Unidos y Europa.

Para Francisco Guayasamín, un activista de antaño, la palabra gay no se pronunciaba, “era Insultante, peor o igual a “homosexual”, por es los gays éramos solitarios, había un alto nivel de suicidios”, cuenta con remordimiento. “Muchos de los personajes de la política y de la televisión que justamente hablan mal de los homosexuales, años atrás frecuentaban las noches gay de Quito.

Daniel Moreno cree que muchos gays de la época estaban casados, incluso ahora son abuelos. Confiesa que asistió a muchas despedidas de solterón de amigos que se casaban para camuflar su soltería, convencidos de que “la vejez gay era solitaria y triste”. Además era una cuestión económica de estatus: adquirir carro, comprar casa o departamento, “que

de solteros, un banco no les daría crédito, porque el hecho de estar casado representaba responsabilidad de pago”. Hay un dicho popular muy arraigado que señala: “Solterón maduro, maricón seguro”. Ese prejuicio no había con las mujeres, a las que aún se las llama simplemente “solteronas”.

Los trans fueron un mundo aparte coinciden los tres entrevistados. Pobres y marginados por sus familias, “algunos se travistieron debido a la ignorancia del tema homosexual” y por la influencia de sus compañeros de trabajo. Expulsados de su hogar fueron “forzados” a trabajar en peluquerías. “inculcados por sus colegas, muchos se “Transformaron”, por creer que ese era su destino”, comentan Francisco Guayasamin y Daniel Moreno.

EL BUM DE LA MARISCAL Y LAS COSTUMBRES HOMO ERÓTICAS CAMBIAN.

El ascenso de la La Mariscal como barrio de clase media y alta, lo convierte también en una zona “nice “de la era Banana Republic de los años 50 y 60. Con el tiempo “se veía más ambiente, especialmente en la Av. Amazonas, cuenta César. Desde la Patria se iniciaba un ritual cada fin de semana. “mucho gay balconeaba en la “T de Cobre”, (Estructura de Eduardo Maldonado del Edificio Cofiec) de 7 a 9 de la noche”. Consistía en exhibirse y mirar el desfile de carros y personas que entraban a la Av. Amazonas. “Luego emigraban al Manolo´s y a El Escocés”, bares de moda y donde circulaban muchos chicos en pos de un “levante”. A la media noche se dirigían al Hueco”, relata Daniel.

Los entrevistados mencionan bares y discotecas pioneros como el Bar Sausalito en la calle Calama. Cesar abrió “El Barril”, conocido popularmente como “Ana María, en honor a su bartender más emblemática. El Hueco aparece en el año 84, la “inmundicia de sus baños” le gano ese mote, recuerda Daniel. Otros aparecieron y desaparecieron: Hopy Ex, En la Reina Victoria; Stricke, en las torres de Almagro; Lunática, en la Rábida y Colón, Matrioshcka, en la Joaquín Pinto; Don Carlos, en la Olmedo y Cevallos.

En los 80, el Halloween o día de brujas gringo surge como “el verdadero día del orgullo gay de Quito”. Costumbre que se mantiene hasta hoy en las discotecas, con un éxito sin igual.
El Ejido aún es lugar de desfogue homoerótico. “Había mucho ejecutivo, empresario, trabajadores, de todo, hasta curas que luego se los veía en misa”, enfatiza Daniel. “Muchos también murieron por violencia, pero esas muertes no fueron esclarecidas ni denunciadas públicamente, debido al estigma homosexual. Allí se asentaban los cacheros, que más que prostitutos, ]”eran chicos que buscaban que les pagaran la comida, la entrada a la disco, la bebida o un paseo en carro”.

Por: Freddy Lobato
fredylobato@hotmail.com
Publicado en REVISTA Q
Julio 2

LA HISTORIA ESCONDIDA DE LA "HOMOSEXUALIDAD" EN LA SOCIEDAD QUITEÑA


Foto de la Colección - La Bohemia Solapada - de Emmanuel Honorato Vásquez        


En memoria de todos esos héroes silenciosos y silenciados. Este artículo recuerda aspectos previos a la despenalización de la homosexualidad masculina del Código Penal ecuatoriano, en noviembre de 1997.

Hablar o escribir de homosexualidad en Quito o Ecuador fue como hablar de malas palabras. El 90 por ciento de la memoria existente es oral y no escrita; algunas referencias de pocos personajes históricos desempolvan mitos que pasaron de boca en boca y reviven la prohibición social de pronunciar la palabra homosexual, que por antaño se desconocía. Afeminado, sodomita y otros eufemismos para referirse a hombres y mujeres que escondieron hasta la muerte su verdadera orientación sexual.

La condena judío cristiana de nuestra formación hizo que la homosexualidad se desarrollara en el mundo entero, de forma subterránea. Tiene mucho de libidinosa y erótica por su connotación prohibida, y vetada, que la convirtió en tabú. Por tanto, es inevitable que esta memoria aborde el subterfugio homosexual, sin menospreciar la existencia de otras perspectivas vinculadas a expresiones culturales y costumbres urbanas.

PRACTICAS MILENARIAS EN LOS INDÍGENAS: La Cultura aborigen respetó las prácticas sexuales de sus miembros, sin que fuera su práctica común o un modo de vida. Se especula que los chamanes, actores llenos de sabiduría, eran la representación masculina y femenina en un solo personaje. La hipótesis estudiada por antropólogos y estudiosos es que los hombres indígenas practicaban sexo entre sí, para llegar con experiencia a la vida de pareja con sus mujeres. El “pecado nefando” fue condenado duramente por cronistas que narraban la cotidianidad de los indígenas y erradicado de su cultura por los conquistadores católicos.

HISTORIAS BICENTENARIAS : Alexander Von Humboldt, científico alemán de 32 años, guapo, rico e intrépido, visitó Quito a inicios del siglo XIX. La ciudad no era precisamente el ejemplo de la paz franciscana con que se le caracterizaba hasta hace poco, sino una ciudad festiva. A decir de Humboldt, “no se respiraba más que voluptuosidad y lujo”. Entre esos lujos estuvo el que le brindó el Marqués de Selva Alegre, Juan Pío Montufar, en cuya casa conoció a su joven hijo Carlos, quien luego lo acompaño en sus viajes junto con Aimé Bompland.

Humboldt compartió medio año de estadía en Quito con científicos como el colombiano Francisco José de Caldas. Pero el hijo de Montufar fue quien se llevó el “premio” de continuar el viaje junto al sabio alemán. Esto produjo tristeza, pero también ira en Caldas, quien, escribió el 21 de abril de 1802.

“¡Qué diferente es la conducta que el señor barón ha llevado en Santa fe y Popayán de la que lleva en Quito!... Entra el barón en esta Babilonia, contrae por su desgracia amistad con unos jóvenes obscenos disolutos, le arrastran a las casas donde reina el amor impuro, se apodera esta pasión vergonzosa de su corazón y ciega a este joven sabio hasta u punto que no se puede creer”. Luego acotaba… “Humboldt partió de aquí el ocho del corriente con Mir. Bonpland y su adonis, que no le estorbaba para viajar como Caldas (…) Yo le amo, pero he sentido este desaire, que no curará con nada este sabio”.
Montufar y Caldas fueron próceres de la independencia americana de España.

SIGLO XX: EL TRAVESTISMO ACEPTADO SOCIALMENTE.
En el siglo del liberalismo, Ecuador vio las luces al final del año: las viudas lloronas del 31 de diciembre, época de inocentes, tradición que surge en los años 30. Antaño era costumbre pagar a mujeres por asistir a los entierros y lloriquear por el difunto. La dramatización se convirtió en parodia los días de inocentes de fin de año; llorar por el año que “se muere”. Ahí es cuando los hombres adaptan el papel de vestirse de mujer, presumiblemente como burla, hasta hacerse costumbre. Hacen travesuras y picardías especialmente con otros hombres en la tarde y noche de fin de año para pedir limosnas. Hermanas, novias, madres, tías y abuelas prestan vestidos, pelucas y maquillaje a sus esposos e hijos, y festejan su afeminamiento y amaneramientos. Este travestismo tiene igual destaque el 6 de enero, Día de Reyes en la cultura mestiza española. Esa fiesta aún se celebra en ciudades de la Sierra central y el Austro entre estudiantes de colegio.

La dictadura del General Rodríguez Lara (1972 – 1976) prohibió con prisión a los hombres vestirse de viudas por cuestiones de homofobia. Con el retorno a la democracia se retoma la costumbre y en ciertos casos quizá la viuda esconda un gay reprimido. La costumbre convertida en tradición, no desapareció pese a la represión oficial y religiosa.
 
Por: Freddy Lobato
fredylobato@hotmail.com

Publicado en REVISTA Q  -  Julio 2

EN LOS ANDES INCÁSICOS, LA HOMOSEXUALIDAD ERA PERMITIDA

COMENTARIOS IRREALES DE GARCILASO DE LA VEGA

El 12 de abril de 1539, nació en el Cuzco, “el Inca, Garcilaso de la Vega”, hijo del Capitán español Garcilaso de la Vega y de la Princesa incaica Chimpu Ocllo, nieta del Emperador Tùpac Inca Yupanqui. Su infancia estuvo colmada por los recuerdos de las victorias indígenas y en su juventud, luchó afanosamente para incorporarse al mundo social y cultural de los españoles.
El la ciudad del Cuzco, a los mestizos locales, los indígenas los consideraban blancos, por esta razón muchos mestizos trataban obsesivamente de blanquear sus costumbres, para poder ingresar el círculo social de los españoles y en este intento recurrían a dádivas y adulos para ensalzar a los blancos, pero este esfuerzo no les dio ninguna recompensa, en vista de que esta población que mayoritariamente era analfabeta, apenas tenían próximo a un mestizo o indio, lo rechazaba ostentando superioridad racial. En su ciudad natal, el Inca Garcilaso de la Vega, orgullosamente pregonaba que “por sus venas corre sangre española, que el reconoce caudalosa y brillante”.
El 20 de enero de 1560, Garcilaso viajó a España, encontrándose ante la corte española sufre un terrible desengaño, luego de la presentación de rigor, la instituciòn lo identificó como “un mestizo, hijo de madre india”, en un país en el que la limpieza de sangre y el hecho de tener título nobiliario era de mucha importancia. A su condición de mestizo se sumaba la de ser hijo ilegítimo de un Capitán acusado de lesa majestad, por esta situación desde el inicio de su arribo a España, el cuzqueño fue tratado como “bastardo”. A pesar de esta adversidad, Garcilaso intentaba en todo momento de probar su total fidelidad a la corona y no se amilanaba ante la exclusión social que padecía.
Con el fin de demostrar el predominio de la sangre paterna en su naturaleza, el 22 de noviembre de 1563, se cambia el nombre de bautizo que fue Gómez Suárez Figueroa por el nombre de su padre, desde este momento aparece como Garcilaso de la Vega. El peruano, no disimula su desesperación por alcanzar el reconocimiento de la Corona, y por este motivo se enrola en el ejército para luchar a favor de España en la Guerra de Alpujarras.
Era conocido que a los mestizos americanos de la primera generación, sus madres los llamaban con un nombre indígena, sin embargo Garcilaso nunca quiso revelar el nombre indígena con el cual era llamado por su madre y sus parientes maternos.
En el año 1570, el virrey del Perú, don Francisco de Toledo desató una espantosa represión en contra de los Incas que aun mantenía ideales de restauración imperial, para sofocar los conatos de subversión, utilizó como extintores, la persecución y el destierro de los Incas varones y los mestizos de sangre real. El virrey Toledo desconoce la autoridad de los Incas en el Tahuantinsuyo, y los califica de usurpadores y sanguinarios, para el virrey, los Incas eran unos genocidas que masacraron a otros grupos étnicos, y por ello no tenían ningún derecho sobre la región. Continuando con su política de mano dura, en 1572, don Francisco de Toledo ordenó que el último Inca Túpac Amaru fuera ejecutado en la plaza del Cuzco, con este asesinato, culminan cuarenta años de resistencia indígena. En medio de la soledad y pobreza, Garcilaso de la Vega recibe la noticia del trágico fin de la dinastía de su madre, estos sucesos le provocan un fuerte choque emocional.

En el ocaso de su vida, Garcilaso empieza a mostrar una lealtad apasionada hacia su país de origen y desde su confinamiento voluntario, en España empieza a redactar uno de sus trabajo màs copiosos y polémicos, como es “Comentarios Reales de los Incas”. En esta obra los Incas son presentados como los civilizadores providenciales de pueblos disolutos de la región, los mismos que no tuvieron otra posibilidad que no sea utilizar sus leyes severísimas para erradicar la sodomía, y de este modo preparar el camino para el arribo del evangelio cristiano.


En esta narración el escritor manifiesta que antes del incario habìa pueblos que vivían “como bestias y peores, porque no les llegó a ellos la doctrina y enseñanza de los Incas… hubo sodomitas en algunas provincias, aunque no muy al descubierto y en secreto… antes de la conquista incaica los indios no tuvieron otra guía sino el demonio”. En estas anotaciones Garcilaso informa que el Inca General Auquititu, había hallado en los valles próximos a la costa, a algunos sodomitas que “en secreto usaban aquel vicio” y por esta situación, decretó que “en plaza pública los quemasen vivos”, nos solamente a los culpados sino a todos los sospechosos, además ordenó que “se quemasen los árboles de sus heredades, arrancándolos de raíz”, para que con este escarmiento no quedase memoria de cosa tan abominable, ya que si de allí en adelante algún avezado intentara caer en semejante delito, sería asolado todo su pueblo y quemados sus moradores en general.

Al referirse a la Provincia llamada Huailla, el narrador testifica que los Incas castigaron en ella a algunos “somèticos, que con mucho secreto usaban el abominable vicio de la sodomía”. En esta parte de la obra, es evidente que el historiador busca un pretexto para justificar el atropello que los Incas cometieron contra los Huaillas, a quienes les arrebataron sus territorios, expatriándolos indefinidamente. Los Incas doblegaban a los pueblos conquistados, destruyendo su fe, para tal efecto procedían a secuestrar a su ídolo principal. A lo largo de esta obra, Garcilaso de la Vega, presenta a las prácticas homosexuales como actividades vergonzosas que tienen que esconderse y practicarse en secreto

En el imperio incaico habìa la tradición de la llegada de gigantes oriundos de la Patagónica, a la península de Santa Elena, según comenta Garcilaso debió ser por vicio o por consejo e inducimiento del demonio que estos hombres descomunales usaban “unos contra otros el pecado nefando de la sodomía”, por esta razón asegura el escritor “Dios mandó un castigo”, pues estando los extranjeros reunidos en el clímax de una orgía “vino fuego del cielo y los consumió a todos” .En las culturas nativas americanas, las relaciones sexuales no se desarrollaban exclusivamente en la intimidad de la pareja sino también en forma grupal.
En 1581 el Padre Maldonado describió el desarrollo de una fiesta orgiástica en la zona de Chunchi, otros narradores informan que el Cuzco era Huàscar quien las preparaba. Para los indígenas el placer sexual era un regalo que Dios les otorgó en recompensa por las dolencias que tenia que combatir
Al realizar un cotejo entre las relatos de Garcilaso de la Vega, , con los relatos de otros cronistas se descubre la verdad, Garcilaso inventa en sus obras un castigo para los sodomitas andinos.
Cuando se estudia a Felipe Guamàn Poma de Ayala, se observa una detallada y prolija descripción de las leyes y castigos incaicos. Este escritor elabora una lista de diecisiete penas impuestas como castigo a los delincuentes. La hoguera no fue incluida en esta lista. Los Incas nunca utilizaron el fuego como arma para castigar los crímenes cometidos. Según el testimonio de Guamàn Poma de Ayala, la pena capital fue utilizada únicamente para castigar a aquellos que asesinaban por envenenamiento.
La crónica de Juan de Santa Cruz Pachacuti Yupanqui refuta la obra de Garcilaso de la Vega, este relator informa que en el Cuzco sede del gobierno incaico los individuos de “tercer genero fueron respetados y celebrados” y jamás castigados.

El caudaloso relacionista de Indias, don Antonio de Herrera y Tordesillas, sin necesidad de salir de España, fue capaz de escribir una densa y confiable obra, ya que tuvo a su disposición los documentos de la Cámara Real y además contó con un número elevado de informantes. Gracias a este trabajo, es posible conocer pormenores de los castigos que los Incas propinaban a los delincuentes. Para conseguir este dato, desde España se programó un interrogatorio, para que sea aplicado a los principales de los pueblos y a los indios viejo, naturales del Cuzco. Luego de esta averiguación, se conoció que en los Andes la homosexualidad no era un acto censurable.
En el año 1525 Huayna Cápac repartió la administración de su imperio entre sus hijos Huàscar y Atahualpa, luego de esta división, la isla Punà, quedó bajo la ordenanza de Huàscar. En este cacicazgo, una gran parte de la población participaba de una dinámica vida gay, pero este ritmo cesó, cuando empezaron las disputas entre los súbditos de Huàscar y los de Atahualpa por la posesión de los depósitos de sal que se almacenaban el esta isla. Los subalternos de Atahualpa guiados por los cursos de los ríos Chimbo, Yaguachi, Babahoyo y Guayas llegaban a Punà para abastecerse de sal, pero los subalternos de Huàscar les bloqueaban el acceso al preciado mineral. Esta discordia creció desproporcionada, en vista de que el la isla Punà se encontraban las únicas fuentes de sal al alcance de las tropas de Atahualpa. Desgraciadamente el conflicto iniciado por la sal fue alimentado por otras diferencias, la culminación de esta discordancia fue la sangrienta guerra entre Huàscar y Atahualpa.
Al revisar exhaustivamente los castigos narrados por Garcilaso de la Vega y al compararlos con otros códigos penales, se encuentra que el cronista los tomó de las leyes inquisitoriales referentes a la Sodomía, La homosexualidad en el siglo dieciséis se castigaba con la hoguera. Para esa época, Garcilaso ya se habìa adaptado a vivir en una sociedad patriarcal, machista y heterosexista, de ahí que había asimilado sin dificultadad la normativa eclesiástica.
El escritor Michael Horswell asegura que una revisión prolija de las fuentes históricas que contienen las leyes y regulaciones morales de los Incas revela “que no hubo prohibiciones ni castigos específicos para las prácticas homosexuales”, por esta razón el intelectual peruano Cristian Fernández califica a Garcilaso como “maestro de ambigüedades”.
En la disertación colonial, los pueblos andinos fueron presentados como débiles y afeminados. Esta apreciación se debió a que en estas culturas no existió una división sexual del trabajo, de la forma como existía en España. En los Andes no se privilegió lo masculino a expensas de lo femenino, las mujeres no tenían la obligación de servir a los hombres, y además lo masculino jamás fue considerado superior a lo femenino.
Un trabajo que en España era considerada como netamente femenino, en el imperio incaico la hacían los varones, esto es elaborar tejidos. Esta realidad trastornó a los españoles.

Existe mucha información sobre las faenas realizadas por los Incas varones. El narrador Pedro Pizarro señala que las mujeres solo hila las fibras de la lana “ya que eran los varones quienes tejían”, don Pedro Ciesa de León al recorrer el territorio Cañari observa que aquí las mujeres realizan la siembra de los campos, mientras “sus maridos están en casa tejiendo e hilando”. Cuando Ciesa de León visita Quito observa que “las mujeres son las que labran los campos y benefician la tierra y los maridos hilan y tejen”. Esta noción de afeminados y carentes de virilidad de los tejedores cañarejos y quiteños fue también lanzada por Ciesa de León a los hombres del Cuzco, asì el redactor narra que en esta comarca “mientras las mujeres están arando, ellos están hilando….y hacen cosas màs pertenecientes para el uso de las mujeres, que para el ejercicio de los hombres”, ante estas redacciones Garcilaso de la Vega reacciona y procede a negar lo afirmado, considerándolo calumnioso y fraguado para perjudicar a los indígenas, por lo tanto alega que “no ha habido gente màs varonil, que tanto se haya apreciado de cosas de hombres como los Incas, ni que tanto aborreciesen las cosas mujeriles”, Garcilaso califica al oficio de tejer como trabajo mujeril y señala que “las indias hilaban y tejían algodón y lana para vestirse a si mismas y a sus maridos e hijos”. La estudiosa de la obra de don Garcilaso de la Vega, doña Beatriz Pástor lo define, como un escritor complejo y contradictorio.
Los incas varones fueron expertos en el arte de tejer y pudiendo a confeccionar vestuarios con plumas diminutas, extraídas del pecho de los colibríes.
Los hechos acaecidos en los Andes nos están probando que la virilidad no es estática ni atemporal, es histórica, es construida socialmente, no es derivación de nuestros elementos biológicos, es creada en la cultura y cambia en el transcurso de la historia.
En toda su obra don Garcilaso de la Vega despliega mucho esfuerzo para probar que el imperio incaico es una gran civilización, en donde se reproducen todos los códigos éticos y morales de los españoles.
Después de mucho trajinar, Garcilaso de la Vega consigue que fray Luis dos Anjos a nombre del Santo Oficio, apruebe la publicación de su obra, era el 26 de noviembre de 1604. Con esta aprobación este cuzqueño se convierte en el primer americano que logró publicar una obra en Europa. Si Garcilaso de la Vega hubiera escrito algo que atente contra el ideario de la Corona Española, hubiese sido encarcelado y probablemente quemado, en este caso su obra jamás hubiera salido a la luz pública.
Los psicoterapeutas modernos consideran que fueron los traumas del escritor los que lo condujeron a imprimir invenciones en sus obras, el Inca, Garcilaso de la Vega fue testigo de la resistencia indígena, de la guerra entre los españoles y también fue testigo de la golpiza y violación que sufrió su madre, cuando el escritor era aun un infante. Este acto bestial fue perpetrado por un soldado de bajo rango, con el fin de obligar a Chimpu Ocllo a casarse con él, para este tenebroso militar el matrimonio con la indígena resultó un gran negocio, en ese instante el padre de Garcilaso de la Vega ya habìa abandonado a Chimpu Ocllo para casarse con una mujer blanca.
El 12 de abril de 1617, Garcilaso de la Vega dictó su disposición testamentaria, por esta declaración se pudo conocer que jamás estuvo casado y que no tuvo descendientes. Ya en el crepúsculo de su vida, el escritor termina identificándose como indio, ante la necesidad de erigirse como un erudito sobre el pasado de los Incas, frente a los cronistas españoles. Abatido por la melancolía, en un mundo social esquivo, añorando la belleza estremecedora del Cuzco, la gloria de sus antepasados, el tierno regazo de su madre india, muere Garcilaso de la Vega a la edad de setenta y siete años, dejando como herencia para sus lectores una obra dudosa, pero monumental.

Lastimosamente la obra: “Comentarios _Reales de los Incas” del Inca, Garcilaso de la Vega ha sido utilizada selectivamente como un argumento para perpetuar el odio antigay y la violencia que sobrellevan homosexuales, lesbianas, bisexuales, transgéneros y heterosexuales defensores de la causa de los grupos GLBT.
Hasta hace poco las publicaciones del Inca, Garcilaso de la Vega fueron consideradas como referencias imprescindibles para conocer la historia del incario. Sin embargo un análisis de otras crónicas iluminó aspectos biográficos del Garcilaso, esto produjo cambios profundos en la valoración de su obra y en la confiabilidad de las hechos narrados en ella.



Eduardo Ramón López©
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BIBLIOGRAFÌA

FUENTES PRIMARIAS:Ciesa de León Pedro: Crónica del Perú (1553)
Pizarro, Pedro: Relaciòn del descubrimiento y conquista de los reinos del Perú (1571)
Guamàn Poma de Ayala, Felipe: El Primer Nueva Crónica y Buen Gobierno (1615)
De la Vega, Garcilaso: Comentarios Reales de los Incas (1609)
Santa Cruz Pachacuti Yanqui, Juan: Relaciòn de antigüedades deste reyno del Perú (1613)
De Herrera y Tordesillas Antonio: Historia General de los Hechos de los Castellanos, en las islas, y Tierra-firme del Mar Océano (1601)
Padre Maldonado: Relaciòn Geográfica (1581)
FUENTES SECUNDARIAS:Pástor, Beatriz: La razón utópica del Inca Garcilaso
Fernández, Christian : Inca Garcilaso: imaginación, memoria e identidad
Horswell, Michael: Un sacrificio fundacional

LA INQUISICION Y PRACTICAS HOMOSEXUALES EN ORDENES RELIGIOSAS DE ECUADOR Y PERU

Entre los años 1231 y 1235 el papa Gregorio IX organizó tribunales eclesiásticos para descubrir y castigar la herejía, la encargada de esta misión fue la orden religiosa de los dominicos. El nombre de esta congregación religiosa se deriva de la voz latina “Domine Cannes” que significa “perros de Dios”.
La iglesia cristiana desde sus albores estuvo convencida que los placeres carnales injurian a Dios y a la sociedad, por esta razón los definió como pecados aberrantes que se debían castigar con las rigurosas leyes del tribunal del Santo Oficio, esta institución calificó como delito a todo acto sexual que no culminaba con la inseminación de la mujer. Desde su creación la Santa Inquisición estimó a todas las practicas sexuales infecundas como “crimen contra natura”, de una inmensa lista de estas prácticas, la homosexualidad masculina fue considerada la infracción más grave, por ello se la llamó también “el crimen sin nombre” o “pecado nefando”.
Con el descubrimiento de América, los obispos que participaron en la conquista organizaron en esta región del mundo tribunales inquisitoriales provisionales para castigar las costumbres de los indígenas y las “conductas escandalosas y deshonestas de algunos soldados españoles”. Estos pseudo tribunales que no fueron establecidos por decreto oficial, sin ningún juicio condenaron a una cantidad indeterminada de indígenas, negros y mestizos a penas monstruosas. A este episodio los historiadores lo denominan: “La inquisición primitiva en América”
Una vez organizada la América española en virreinatos y reales audiencias, las denuncias efectuadas por los obispos de Quito y el Cuzco ante el Inquisidor General, motivaron a Felipe II a dictar una cédula real el 25 de enero de 1569 en la cual se mandaba establecer tribunales del Santo Oficio en Lima y México.
Los trabajos que sobre los archivos inquisitoriales efectuara el historiador chileno José Toribio Medina y los documentos recopilados por el padre dominico Vacas Galindo, permiten conocer que una poderosa razón para instaurar el tribunal del Santo Oficio en Lima fue la condición religiosa de los habitantes de la Gobernación de Yaguarzongo (Loja) en la Real Audiencia de Quito, pobladores que se habían ganado la animadversión del obispo de Quito, Pedro de la Peña y Montenegro el cual no cesaba de denunciarlos ante el Inquisidor General tildándolos de “la escoria del mundo” (judíos).
En el año 1570 en las ciudades de Lima y México fueron creados los primeros tribunales del Santo Oficio de la Inquisición en el Nuevo Mundo, así mismo en el año 1608 fue establecido en la ciudad de Cartagena de Indias un nuevo tribunal de la Inquisición, en vista de que los dos primeros tribunales no avanzaban a tramitar tantos procesos judiciales, la Real Audiencia de Quito estuvo incorporada al territorio jurisdiccional asignado al tribunal limeño.
La fundación del tribunal de la Inquisición en Indias, formó parte de un maquiavélico proyecto político lanzado por el rey Felipe II en 1569 con el objeto de robustecer el poder de su monarquía en tierras americanas. El Santo Oficio fue visto como la institución más precisa par a vigilar las costumbre e imponer el silencio en cuestiones ideológicas.

La Inquisición utilizó la represión sexual como un instrumento de dominación, convirtiendo al sexo en algo degradante. Los archivos inquisitoriales permiten saber que el Santo Oficio actuó de forma brutal contra los homosexuales que no se sometieron a los mandatos de la iglesia. Los métodos de tortura utilizados por el macabro tribunal sólo se pueden comparar con aquellos que utilizaron los nazis o los militares sudamericanos que actuaron en la “guerra sucia”.
El Santo Tribunal fundado por poder real en América, mantuvo atribuciones separadas de la justicia ordinaria y muy superiores a ella y a los mandatarios en cuyas provincias funcionó. Por otra parte, desde 1570 la población indígena quedo fuera del control de la inquisición, pues para juzgar a esta población se creó el “Tribunal de extirpación de idolatrías”.
En 1572 el tribunal de la Inquisición ordenó a sus verdugos , el arresto de fray Francisco de la Cruz en el convento de Santo Domingo en Quito, este teólogo utilizó los delirios místicos de una beata, para anunciar que un niño abandonado a las puertas de una misión limeña, dirigiría a los indios y negros en su lucha para liberar al Perú de la dominación española, durante el juicio que duró cerca de seis años, De la Cruz fue acusado de hereje, dogmatizador y apostata, de “haber caído en el pecado nefando con dos frailes de su Orden”. En el desarrollo del proceso, el dominico acusó a sus compañeros de Monasterio y Orden, de que la mayoría de ellos disfrutaban de una intensa vida homosexual “en especial los frailes novicios”.
El 13 de abril de 1578 en un auto de fe realizado en las plaza mayor de Lima, murió en la hoguera fray Francisco de la Cruz, un motivo determinante para su ejecución fue la abierta identificación del este sacerdote con las tesis humanistas planteadas por fray Bartolomé de las Casas, por lo que su espantoso final fue una temible advertencia para aquellos que pretendía convertirse en abogados de negros e indios ante la durísima política de la Corte española.
En esta misma época fue procesado por el Santo Oficio fray Francisco del Rosario Paguague guardián del convento de San Diego en Quito, este religioso fue detenido en el mercado cuando comercializada una extraña hierba llamada “espuela de caballero”.
El sacerdote fue encontrado por las pesquisas de la inquisición cuando convencía a su clientela masculina del poder de su hierba, vegetal con el cual según Paguague no existía hombre que se resista a “atender sexualmente a otro hombre”. Por la poca importancia del procesado el Santo Oficio le impuso la penitencia de quemar sus hierbas y rezar todos los sábados el rosario..
En las postrimerías del siglo XVI en un delito de sodomía fue sindicado el Dr. .Manuel Barros de San Millán, presidente de la Real Audiencia de Quito, y uno de los gestores de la defensa de los pueblos indígenas en América.
El conflicto empezó en 1590 cuando el párroco de Malambo un barrio marginal de la ciudad de Lima, denunció a su esclavo Andrés Cupi, por haber corrompido con el pecado nefando a otros esclavos de la parroquia, apenas fue depositado el acusado en las cárceles, empezaron a quejarse los reclusos de la prisión porque todas las mañanas amanecían con “el trasero baborreado y amortiguado”. Una vez iniciadas las averiguaciones, un testigo narró que :”estando este testigo en el calabozo durmiendo con los demás negros... se acercó a él un negro que le dicen Andrés Cupi, le metió una pierna entre las piernas... y le empezó alzar la camisa y quererle volver boca abajo.. y juntamente con esto le llegó con la mano a la boca, no sabe si fue para besarse o para taparle la boca... Al querer volverle a poner boca a bajo... le mordisqueó las tetillas y le metió el dedo en el culo” y entonces este testigo desbocado de excitación agarró a Andrés por las muñecas y son su gigantesco miembro viril a punto de explorar lo penetró por atrás”.

Y es así como Andrés llegó a tener relaciones sexuales con varios presos, con estos testimonios quedó claro para las autoridades que el negro era culpable de sodomía, y que aprovecho su estancia en la cárcel de la Audiencia de Lima para enamorar hombres, y por ello condenaron al culpable a la pena de garrote vil. Sin embargo los jueces no contaron con la verbosidad del reo quien se defendió vigorosamente denunciando a algunos personajes que habían compartido con él los placeres amatorios, pues el negro había conocido íntimamente a: “el obispo de Huamanga, al presidente de la Real Audiencia de Quito, Dr. Manuel Barros de San Millán, a un oidor de Charcas, al prior del convento de los dominicos del Cuzco, al Capitán de Lanzas y Arcabuces del Virrey, al corregidor de la Villa de Potosí, a tres frailes cuyos nombres no recuerda, a varias encomenderos y gentiles hombres al servicio de Su Majestad, a cientos de hermosos, rollizos y rubios jovencitos miembros de las familias más nobles y al mismísimo párroco de Malambo”.

Finalmente la Audiencia de Lima al ver que en el juicio estaban involucradas las más altas autoridades civiles, militares y eclesiásticas del virreinato decidieron suspender el litigio, en beneficio de la moral pública, y devolver al negro Andrés a su celoso y desconsolado amante, el párroco de malambo.
En 1585 fue procesado por el tribunal de la Inquisición de México, don Pedro de Melgar quien fue acusado de “inducir a los indios a la sodomía”; la táctica de este personaje era espiar a los indios cuando estos se bañaban u orinaban, luego sigilosamente se les acercaba y dulcemente les tomaba del miembro viril para ávidamente bazuquearlo y en “aquel arrebato libidinoso a forma de susurro les decía que aquello no era pecado, pues él no conocía a nadie que no se encantara dicho asunto”.
Con estas pruebas la pena que le esperaba a don Pedro de Melgar eran morir quemado vivo, morir destrozado por garrotes o remar en galeras de por vida.

En 1624 en el tribunal del Santo Oficio de Cartagena de Indias fue condenado por “nefandísima maldad” Francisco de Luca, este reo durante la indagación fue brutalmente golpeado por los hermanitos de la orden dominica y su débil humanidad no soportó tales tormentos, falleciendo en la cárcel antes de recibir la sentencia del juez del Santo tribunal, ante este percance la inquisición hizo pasear por las calles de la ciudad una estatua del difunto para que la población pudiera vejarla y degradarla.
En 1631 en la ciudad de Panamá se tramitó la causa del licenciado Juan Bautista Ortegón , el caballero fue acusado de “amancebamientos y sodomías” por todo el mundo desde Nápoles hasta América. Cuando empezaron las confesiones del recluso las exclamaciones de asombro, envidias disimuladas, sudoraciones y tartamudeos de los miembros del Santo Tribunal cundieron por todo el juzgado.
El licenciado Ortega comentó sin tapujos que le era difícil precisar si “el sexo era más rico por delante o por atrás, puesto que a él le gustaba por ambos lados... que no existía órgano más erógeno que el ano... que el podía complacer a los hombres súper aventajados porque sabía lo que a ellos les gustaba... y que con el culo le tapaba la boca a cualquier cabrón” .
Este juicio duró varios años y por esto el secretario del tribunal de Cartagena comentaba tristemente que al reo “se le ha permitido contar por menores del discurso de su vida, que resulta a veces llena de torpezas tan asquerosas que la pluma se resiste a entrar en ese terreno”.

Transcurridos más de cinco años de juicio en el que Ortega permaneció en las cárceles de la Inquisición, cierta noche el prisionero recibió la visita privada y en su celda del inquisidor Veles y Argos, luego de esto y a pesar del escándalo general el juicio falló a su favor. Por esto razón Ortega salió de la cárcel inquisitorial campante y muy resuelto retornó a sus andanzas.
Por los múltiples roles que Juan Bautista Ortegón podía desempeñar durante el coito homosexual se lo llamó: “hijo del diablo por los cuatro costados”.
En 1736 fue procesado por el tribunal limeño Bernabé Morillo y Otarola natural de Callao de cuarenta años de edad y de profesión grumete, este penitenciado dio a conocer los actos de exhibicionismo que se daba dentro del ejercito, la masturbación colectiva que la soldadesca realizaba y la exagerada consideración que se daba a los militares en función del tamaño de su pene. En diciembre de 1736 el recluso fue condenado a cárcel perpetua por actos indecentes, a ser paseado desnudo por las calles de Lima y a recibir doscientos azotes.
Las narraciones contenidas en los juicios de este tipo, son una aproximación al ambiente de la sociedad colonial, muy formal y recatada externamente, pero internamente hirviendo entre lujurias y fantasías homosexuales.
Existen también varios informes oficiales que permiten conocer como se realizaba la vida homosexual durante la colonia, así como cuales eran los sitios de ligue preferidos por los gays.
El Conde de Villar informó a la Corona española con todo lujo de detalles sobre las costumbres de los reinos del Perú, en su relación indicó que muchos sacerdotes, confesores , clérigos y religiosos con grave escándalo del pueblo cristiano, “se atreven a solicitar a los varones en el acto de confesión favores sexuales, induciéndolos y provocándolos con palabras y obras para actos torpes y deshonestas entre sí mismos o para que lo hagan con terceros”. El Conde también narra como algunos clérigos salen de los conventos para en “pláticas indecentes y réprobas conseguir hombres para sus deleites o para el deleite de otros y luego de mantener actos sodomíticos prohíben a las personas con quienes los comentes que se confiesen con otros confesores”. La relación del Conde de Villar es reafirmado por Jorge Juan y Antonio de Ulloa quienes llenos de escándalo califican a los conventos de Quito como “públicos burdeles, teatro de abominaciones y execrables vicios”.
Por estos testimonios es evidente que los escenarios dela vida homosexual conciente fueron los conventos y los escenarios de la vida gay inconsciente fue los ejércitos.
Analizando los procesos inquisitoriales se puede descubrir que de entre los miembros del clero, solamente fueron procesados por sodomía aquellos sujetos que no tuvieron ningún cuidado en disimular su conducta y más bien alardearon públicamente sus hazañas.
A pesar de existir mucha documentación en España sobre juicios planteados por pecado nefando, la mayoría de historiadores han evitado estudiar los procesos, para no verse involucrados con el tratamiento del tema gay y la represión antihomosexual.
Dos hechos históricos impiden en la actualidad estudiar en América los procesos inquisitoriales, el primero se dio en la guerra del Pacífico durante el desembarco de las tropas chilenas en Lima, al tomar la ciudad, los soldados ocupantes quemaron la ciudadela de Miraflores y con ello los archivos inquisitoriales que se guardaban en esta capital virreinal. Por otra parte muchos investigadores de sucesos anecdóticos en la historia del Ecuador aseguran, que los documentos inquisitoriales que reposaban en el convento de Santo Domingo en Quito fueron quemados deliberadamente por sus custodios en la hacienda de San Agustín del Callo, cuando Eloy Alfaro ingresó victorioso a la ciudad de Quito durante la revolución liberal.

Con la Abolición definitiva del tribunal del Santo Oficio en 1820 se cierra uno de los capítulos más incomprensibles y vergonzosos de la historia de la humanidad, en el cual el poder real y el clero sustentados en una ideología excluyente y represiva fueron responsables directos de actos de lesa humanidad.
Fuentes Primarias :
Archivo General de Indias de Sevilla, Sección Escribanía de Cámara, legajo 499/B
Archivo Histórico Nacional de Madrid, Sección Inquisición legajo 1647/1
Jorge Juan y Antonio de Ulloa, Noticias, Secretas de América
Colección Vacas Galindo 1565-1569,
Cartas de Monseñor Pedro de la Peña y Montenegro al Inquisidor General
Fuentes Secundarias

Iwasaki Cauti Fernando, Inquisiciones Peruanas
Medina José Toribio, La Inquisición en el Río de la Plata
Medina José Toribio, La Inquisición en México.
Medina José Toribio, Historia del Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición de Lima
Palma Ricardo, Anales de la Inquisición Limeña.


Eduardo Ramón L.©
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jueves, 9 de septiembre de 2010

LAS ORGIAS EN EL CONTEXTO ECUATORIANO PRECOLOMBINO



Es necesario destacar que la constante presencia de otras identidades sexuales a través de la historia del ser humano, se puede apreciar y constatar en la tradición oral y escrita como en los vestigios arqueológicos de varias culturas a lo largo del desarrollo de la humanidad. Las prácticas homoeróticas han sido bien acogidas y aceptadas plenamente como parte del sistema organizativo de la vida social de otras culturas, como las ancestrales. En el caso específico del Ecuador se puede observar que “estatuillas de varones participando en sexo oral y anal están presentes a lo largo de las culturas prehispánicas andinas (…) estatuillas de temas homo y bisexual”[1], en donde podemos maravillarnos y deleitarnos con las representaciones de las prácticas homoeróticas en las que participan varios individuos, estas son posibles evidencias de que la construcción social de la práctica sexual era concebida sin los actuales estigmas y restricciones a consecuencia del sistema binario heterosexual, donde el placer sexual como la orgía provocan conflicto, la práctica de la sexualidad según mi criterio no debería ejercerse para la aceptación social sino sólo para el gozo y el deleite compartido.

[1] Benavides, Hugo, La Representación del Pasado Sexual de Guayaquil: Historizando los Enchaquirados, Forham University, (traducción de Xavier Andrade). Revista Íconos 24, 2003, pp. 2-3


MARGARITA CAMACHO
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HOMOSEXUALIDAD Y BISEXUALIDAD EN LOS PUEBLOS PRECOLOMBINOS

EL ROSTRO OCULTO DE LOS PUEBLOS PRECOLOMBINOS


Durante el descubrimiento de América, los colonizadores encontraron en estas tierras una gran diversidad de prácticas sexuales, desarrollándose todas en un ambiente de respeto y dignidad, pues los modelos de tradición histórica existentes en estas sociedades, no condenaban al individuo que nacía en su seno a un tipo de conducta única. Las crónicas escritas entre los siglos XV, XVI y XVII, dan fe de la presencia en suelo americano de todas las variantes de la homosexualidad, sin que estas fueran vistas con algún desprecio o repulsión.

En Centroamérica y las islas del Caribe, los homosexuales eran considerados como mágicos, dotados de poderes sobrenaturales y su cercanía era augurio de buena suerte, el cronista Gonzalo Fernández de Oviedo nos cuenta, que fue testigo de como en busca de protección y ayuda divina los pobladores "traían por joyel un hombre sobre otro en aquel acto de Sodoma, hecho de oro de relieve".
Durante la acción evangelizadora de fray Bartolomé de las Casas en México, este prelado observó que la orientación sexual de los hijos, jamás fue un conflicto ni un motivo de remordimiento para los padres aztecas, en sus trabajos el religioso cuentan como en estas regiones cualquier varón que quisiese podía ser hija, y así, los padres "le vestían de mujer le enseñaban artes, le buscaban marido y le casaban.

En los pueblos precolombinos cada grupo indígena concibió a la sexualidad de acuerdo con los parámetros establecidos en su cultura, en el Reino de Nueva Granada los caudillos desnudos promovían las relaciones homosexuales entre sus seguidores, esto escandalizó al cronista fray Pedro Simón quien indignado sentenció a todas estas naciones por haber "caído en el pecado nefando".
Al describir la organización de los Incas, el cura doctrinero fray Gregorio García nos informa de la existencia de prostíbulos masculinos dedicados a atender a hombres; así mismo la crónica de Pachacuti Yamqui comunica, que en tiempo del Inca Lluque Yupanqui "habían sido criados varios muchachos para que atiendan sexualmente a los soldados de guerra".

En el imperio incásico, los prostitutos fueron muy populares y su servicios sexuales fueron muy bien pagados por los varones, se los conoció con el nombre de pampayruna que significa hombre puto.
La relación de Pachacuti narra que cuando nació Amaro Ttopa Inga todos los animales fieros y repugnantes fueron expulsados de la comarca del Cuzco, llenándose la ciudad de piedras hermosas que alumbraban de noche; al mismo tiempo, se mando a recoger a todos los enanos y jorabados para que se ocupen de tejer la ropa para el recién nacido; y a pesar de que no se sabe que vaticinaron los hechiceros sobre el futuro del nuevo heredero , la crónica nos informa, que para celebrar el acontecimiento desde las zonas boscosas del Tahuantinsuyo fue trasladado al Cuzco el dios Chuqui Chinchay "guarda de los hermafroditas e indios de dos naturas".

La relación de Pachacuti es la que mejor da a conocer la fuerza que tenía en los Andes sudamericanos el concepto de un creador andrógino, pues este mismo autor en un gráfico con el que apoya uno de sus escritos, coloca a Viracocha en la cúspide del orden cosmológico, sugiriendo la dualidad sexual de este dios que incorpora a su naturaleza las fuerzas ocultas que cada género representa.

Una de las primeras actividades que desarrollaron sacerdotes y encomenderos en tierras americanas fue la evangelización de sus pueblos, con este acto se lograba, borrar la memoria histórica de las civilizaciones precolombinas y su inmediata asimilación a la cultura hispánica. La estructura cronológica e ideológica de la relación de Pachacuti en una de las que mejor muestran la importancia que para los colonizadores tuvo la evangelización de América, pues es evidente que hasta se trató de crear un nuevo evangelio, en el cual los Incas eran merecedores de los crueles castigos que recibieron de parte de los españoles en señal de justicia divina.

Los trabajos de Pedro Cieza de León entregan datos de un tipo de homosexualidad religiosa, cuando nos informa que "cada templo o adoratorio principal tiene un hombre, dos o más según el ídolo, los cuales andan vestidos como mujeres, y con éstos casi por vía de santidad y religión tienen su ayuntamiento carnal los señores y principales".

La descripción de Cieza de León detalla como en las grandes fiestas religiosas, con estos santones gays sólo podían tener relaciones sexuales los hombres más ilustres y respetados, en una mezcla de religiosidad y reconocimiento social. En este punto la crónica es casi una copia textual de la narración que hace fray Bartolomé de las Casas sobres las prácticas homosexuales de los Aztecas.
Las descripciones que Cieza de León realizara sobre la homosexualidad sagrada de los Incas fue mejorada por Bernabé Cobo, quien describe el culto homosexual que se daba en Pachacamac y Apurímac dos de las más grandiosos y respetables santuarios del Tahuantinsuyo.

El santuario de Pachacamac se ubicó cerca de Lima y después del sobrecogedor Coricancha del Cuzco, este templo tenía el segundo lugar en grandeza, devoción, autoridad y riqueza. Al igual que sucede en los santuarios universales, a él venían en peregrinación las gentes de todo el imperio incásico.

Según los conquistadores, en Apurímac el ídolo al que se rendía culto hablaba, tenía senos y le vestían con enaguas. Por los infinitos poderes que le atribuían, todo hombre para visitar su santuario debía de vestirse de mujer, y al aproximarse a la deidad en señal de sumisión estaba obligado a cubrirse los ojos y generalmente tembloroso y lleno de emoción, se arrodillaba con la cabeza apoyada en el suelo y levantaba los glúteos, según Bernabé Cobo en "posición indecente y fea".

Los cronistas Cieza de León y Gracilazo de la Vega señalan, que en la costa ecuatoriana la actividad homosexual fue "más evidente que en todas las demás naciones", dándose el caso que en la isla Puná, su cacique Tumballá tenía a varios homosexuales en su harén, todos cubiertos de oro y piedras preciosas.

En esta América cobriza unos pueblos parecían el espejo de otros, y el caso del cacique de la isla Puná no fue excepcional, Gonzalo Fernández de Oviedo nos relata que en las islas del Caribe, otro rey, el cacique Goanacagari también cubría de oro y joyas a sus amantes varones y mujeres en una expresión típica de bisexualidad.

El historiador Garcilazo de la Vega recoge los mitos asombrosos que existían en todo el litoral ecuatoriano, en donde los protagonistas eran héroes gays; una tradición repetida generación tras generación narraba, que arrastrados por la furia del mar, llegaron a las costas ecuatorianas unos hombres gigantes todos llenos de gran valor y que luego de vencer en cruentas batallas a los de tierra construyeron en piedra edificios hermosos y soberbios, "pozos hondísimos obra por cierto digna de memoria", esta misma relación señala que los restos de estos marinos de admirable grandeza se encontraba esparcidos entre Manta y Portoviejo y además que todos fueron homosexuales. Esta y otras crónicas permiten afirmar que en la costa ecuatoriana antes y durante dominación incásica, la homosexualidad estuvo magnificada.

A medida que se leen más crónicas, la narración que informa de la existencia de prostíbulos masculinos en todos los grandes templos crece, así, Domingo de Santo Tomas cuenta que entre los serranos las prácticas homosexuales estaban cobijadas por una especie de santidad. Y que a pesar de que algunos indígenas decían que lo aborrecían, sin embargo lo practicaban secretamente.

Igualmente, la homosexualidad femenina era muy conocida entre los precolombinos, la crónica de Felipe Guamán Poma de Ayala afirma que Kapak Yupanqui tenía "un cariño muy especial por ellas".
Los Incas tuvieron mucha consideración por las mujeres cuya desenvoltura en el trato social fuera varonil, pues estas mujeres gozaban de muchos privilegios, podían participar en combates, tenían la posibilidad de mantener relaciones promiscuas y de participar en la toma de decisiones.

Por el historiador Agustín Zárate, conocemos la existencia de una provincia exclusiva de mujeres que sólo consentían hombres con fines reproductivos, cuando éstas tenían hijos varones, éstos eran enviados para ser educados por sus padres.

El segoviano Antonio de Herrera y Tordesillas asegura que en algunas etnias las mujeres asumían definitivamente papeles masculinos, así por ejemplo entre los naturales de Brasil, " algunas mujeres dejan los ejercicios de mujeres, imitan a los hombres, se cortan como ellos los cabellos, van a la guerra y a la caza con arco y flechas".

Los expertos en estudios etno históricos sugieren, que el patrón de conducta de estas mujeres fue lo que originó en América, el mito de las denominadas amazonas.

La amazonas americanas se organizaron constituyendo pequeños reinos que habitaron todas las regiones del imperio incásico, en cuanto a su estructura social, estuvieron gobernadas por una reina, que se apoyaba y asesoraba con guerreras invencibles. La crónica de Francisco López de Gomara asegura, que en una pelea una de estas guerreras pudo matar a ocho españoles.

Para vivir libres del control masculino, las amazonas vivieron dentro de fortalezas inexpugnables llamadas warmi pucará.

Las amazonas mantuvieron fuertes relaciones comerciales con todo el imperio, por esta razón fueron muy respetadas, su desenvoltura como si fuera hombres las convirtió en heroínas, que cautivaban y exacerbaban la imaginación de todos; una de las reinas más mencionadas en los relatos es Goboimilla que significa "cielo de oro" , quien pagaba tributo al imperio con ropa tejida.

Estudios antropológicos y lingüísticos han demostrado que los Incas utilizaron varias voces para llamar a las amazonas, pues las llamaban chanchak marmi, kakcha, warkana o komí, palabras que tienen el significado de lesbiana.

La homosexualidad femenina fue bien vista en los pueblos andinos, dándose el caso de que en los estratos nobiliarios del imperio incásico esta conducta sexual estuvo idealizada.

Conocemos que la homosexualidad hasta el siglo XIX fue conocida como pecado nefando, contra natura o el crimen sin nombre, y para el complejo ideológico moral de los colonizadores estos fueron los pecados más indignos, sin embargo curiosamente la homosexualidad femenina no fue condenada, ni considerada como una relación contra natura, ya que en aquellos tiempos no se sabía si la mujer con la excitación emitía o no su propio semen.

A más de las fuentes escritas antes mencionadas, el material arqueológico proveniente de aquel remoto pasado nos ofrece datos sobre la existencia de prácticas homosexuales de carácter mágico religioso. Así, las culturas Moche y Vicús del centro y norte peruano plasmaron artísticamente en vasijas de arcilla representaciones de la vida gay de estos pueblos.

El sueño homosexual y la relación homosexual con seres míticos fue tema de creación para los artistas estos pueblos, cuya actitud ante la homosexualidad hizo que los colonizadores los anatematizaran, calificándolos de culturas depravadas.

Los últimos estudios históricos y antropológicos, consideran que se debe tomar con mucha reserva lo afirmado por algunos cronistas, sobre los terribles castigos administrados por Aztecas, Incas y otros pueblos prehispánicos a los homosexuales, nuevos elementos de juicio permiten asegurar categóricamente que estas penas jamás existieron, y no fueron otra cosa que un agregado personal que los historiadores dieron a sus obras con fines moralizadores, puesto que estas historias oficiales fueron redactadas por encargo de la Corona o de la Iglesia.

Los datos referentes a las prácticas homosexuales de los pueblos precolombinos motivaron a los etnógrafos Patricia Alberts y Evelyn Blacwood, a realizar un trabajo de investigación entre las tribus norteamericanas tratando de descubrir que aspecto de lo narrado por los cronistas de Indias había sobrevivido a la rígida moral judeocristiana impuesta por los colonizadores. Estos profesionales descubrieron que entre los indios Crow habían hombres que se vestían de mujeres, practicaban el shamanismo y se dedicaban a conceder favores sexuales a los grandes guerreros. Conocidos como berdache, estos homosexuales eran tratados con grandes honores y se los consideraba un género aparte, de ahí que, ser servido por un berdache era algo que todo Crow anhelaba puesto que era un encomio a la hombría.

Respecto a las prácticas lésbicas los etnógrafos encontraron que estas estaban institucionalizadas en 33 sociedades indias norteamericanas, en estas sociedades se aceptaba transformaciones de género a las mujeres, por lo que estas pueden establecer relaciones afectivas y sexuales con otra mujeres y casarse formalmente.

Uno de los cimientos sobre cuales se fundamentó la conquista en América fue el de la evangelización, la misma que tuvo entre sus objetivos implantar creencias y comportamientos cristianos entre los indígenas. Desde este momento la iglesia y el estado se convirtieron en los controladores de la sexualidad con el fin de que los pueblos precolombinos borren definitivamente el nexo que los unía con su pasado de tradiciones propias.

Es evidente que en la historia de la humanidad la homosexualidad ha sido repudiada, tolerada o idealizada según la época. En América la apreciación de la homosexualidad por parte de la sociedad debe considerarse por lo menos en dos etapas, la primera sería antes y la otra después de la conquista española, pues de aquí en adelante estas tierras se convirtieron en teatro de toda forma de ultrajes hacia homosexuales, lesbianas, transgéneros y bisexuales.

Las memorias dejadas por los Cronistas de Indias nos permiten conocer la fatalidad que acompañó a los gays a principios de la colonización, estos fueron las primeras víctimas del nuevo sistema, centenares de santones gays murieron en la indigencia cuando fueron expulsados de sus tempos, otros y según relato de fray Bartolomé de las Casas perecieron destrozados por perros asesinos que trituraban los huesos de sus víctimas, quienes cayeron en las garras de la Inquisición Primitiva, fueron muertos a garrote vil, ahorcados, quemados vivos o condenados a remar en galeras de por vida

FUENTES PRIMARIAS:
Cieza de León, Pedro: Crónica del Perú
Cobo, Bernabé: Historia del Nuevo Mundo
Fernández de Oviedo, Gonzalo: Sumario de la Historia Natural de Indias
García, Gregorio: Origen de los Indios del Nuevo Mundo e Indias Occidentales
Garcilazo de Vega, Inca: Comentarios Reales
Herrera y Tordesillas, Antonio: Historia General de los Hechos de los Castellanos en las Islas y Tierra Firme del Mar Océano
Las Casa, Bartolomé: Historia de las Indias
Poma de Ayala, Felipe Guamán: Nueva Crónica y Buen Gobierno
Santa Cruz Pachacuti Yamqui, Joan de: Relación de antigüedades dete reyno del Pirú
Zarate, Agustín: Historia del Descubrimiento y Conquista de las Provincias del Perú

FUENTES SECUNDARIAS:
Ellefsen, Bernardo : Matrimonio y sexo en el incario.
Kauffmmann Doig, Federico: Comportamiento Sexual en el Antiguo Perú

BIBLIOTECAS CONSULTADAS:

Banco Central del Ecuador – Quito
(Fondos Isaac Barrera y Jacinto Jijón y Caamaño)
Universidad Politécnica Salesiana - Quito
Pontificia Universidad Católica del Ecuador - Quito


Eduardo Ramón L.©]
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