lunes, 9 de diciembre de 2013

HISTORIAS JAMÁS CONTADAS DEL GUAYAQUIL DE ANTAÑO


Hablar de  Guayaquil casi siempre es hablar del hombre y la mujer rebelde, o como Carlos Aurelio Rubira Infante  nos dice en su pasillo “Guayaquileño Madera de Guerrero, muy franco muy valiente jamás siente el temor”, pero hablar de Guayaquil y sus hijos también es hablar  de los y las GLBTI de los años 80 sus problemas, dificultadas, peripecias y hasta sus formas de sobrellevar a una población altamente influenciada por la Iglesia.

En este mes de JUNIO, mes de la resistencia GLBT, es interesante recordar cómo y quiénes comienzan a gestar en Guayaquil la lucha  libertaria de nuestras poblaciones GLBTI, apareciendo nombres como los de Orlando Montolla, Carlos Mora, Jairo Vinces y Angelo Anastacio Yagual.

Cada uno de estos Héroes  que sin importar  el incordio de la época, cuestionaron  la forma como se nos catalogo  por el hecho de ser Homosexuales, cuestionando de igual manera el estigma con el que  se nos etiquetó cuando el VIH-SIDA comenzó a cobrar sus primeras víctimas en el Ecuador.

Ángelo Ismael Anastacio Yagual, uno de estos héroes que aun vive en la ciudad de Guayaquil con más de 65 vueltas recorridas, estilista de profesión,  un hombre de orígenes muy humildes que emigro junto a sus padres  desde la pequeña parroquia de Posorja,  cuando  aún era un niño. Fue un niño humilde pero trabajador, que siempre sintió que el trabajo era la única manera de sacar a su familia  de la pobreza,  fue con orgullo heladero, canillista, betunero y  como dice el -todo lo que me permitiera llevar un bocado de comida a mi hogar-.

Ángelo conoció también lo que era la vida militar llego a ser uno de los primero Meritorios del Cuerpo de Infantería de Marina, experiencia que no pudo soportar por mucho, gracias a su amigo  “la china Javier” quien  logra convencerlo que no era ese su futuro.

Pasan los años  y todo lo que Ángelo conoció como una vida bohemia comienza a cambiar  cuando ya por el año 83-84 aparece una extraña enfermedad que comienza a llamársela “la enfermedad de las locas”  convirtiéndose esto en  una especie de cacería de brujas para con los –gais- y las –trans-. Las personas de la época emitían comentarios como (antes del Sida ustedes eran inofensivos, ahora son una amenaza), Ángelo junto a otros fueron víctimas de atentados, los apedreaban, les gritaban palabras soeces, fueron víctimas de una innumerable cantidad de  actos homófobos, solo por el hecho de ser –gais visibles-.
Es así como un grupo de idealistas se conocen y comienzan a realizar las primeras campañas de prevención contra  las ITS (Infecciones de Transmisiones Sexual) y el VIH-SIDA, Ángelo por su parte conformó células familiares en las peluquerías de sus amigos en  especial en la reciente inaugurada ciudadela Martha Bucaram de Roldos, siendo así como nacen las primeras campañas de prevención y buen uso del condón en el Ecuador.

Una nueva batalla se llevo a cabo por nuestro primeros activistas, esta vez la batalla era por  declarar LA INCONSTITUCIONALIDAD DEL ARTICULO 516 en su  inciso primero,  ya que hasta el año 97 todavía estaba penalizada las -relaciones homosexuales adultas consentidas-,   con penas que iban de 4 a 8 años, como lo establecía el código penal de la época,  Ángelo recuerda que el Tribunal Constitucional de esa época les solicito  mil firmas con sus respectiva copia de cedula para poder admitir a trámite el pedido de inconstitucionalidad, tarea nada fácil ya que los propios miembros de la comunidades gais eran quienes se negaban a firmar las solicitudes, por el miedo a que sus familias supieran de su orientación sexual.
El 25 de noviembre de 1997 el TRIBUNAL CONSTITUCIONAL  de esa época declara INCONSTITUCIONAL dicho artículo, convirtiéndose así al 25 DE NOVIEMBRE DE 1997  como la fecha que nos permitió ser libres del yugo opresor de los homófobos.

Un año después se logra introducir en la constitución de 1998 el artículo 23  numeral 3, donde se establecía “la no discriminación por orientación sexual”.

Esto es un poco la realidad que se vivió en el Ecuador por los años 80 y 90, realidades desconocidas por muchos e ignoradas por otros, realidades que no podríamos dejar pasar por alto, como tributo a nuestros primeros luchadores, quienes permitieron de alguna manera que hoy en día podamos tener una nación más incluyente y participativa,  un Ecuador para todos y todas.

Quiero pedirles a las nuevas generaciones, que el hecho de tener mas libertades, no quiere decir que nos podamos degenar.”
                                                                                  Ángelo Anastacio Yagual

Elaborado por:Carlos Isaías Álvarez Pacheco