jueves, 1 de marzo de 2012

EL RETIRO ESPIRITUAL DE UN TRAVESTI


En los años 80 fue víctima de discriminación “porque vestirse como mujer era un delito que se pagaba con la cárcel”.

Ismael Anastacio Yagual, o “Claudia”, es uno de los travestis y activistas del movimiento de Gays, Lesbianas, Bisexuales, Transexuales e Intersexos (Glbti) más antiguo del país que en los años ochenta defendió los derechos humanos de la comunidad.

Ha sobrevivido a la discriminación y violencia social que muchos de sus compañeros no pudieron resistir. Actualmente tiene una vida sosegada y solo se dedica a su negocio, dejando a un lado las farras, los amoríos, las actividades sociales y los grandes desfiles.

Nació en la isla Puná hace casi sesenta años y luce un aspecto diferente al de sus años de juventud. Ahora tiene la cabeza y las cejas rapadas y prefiere mantenerse alejado de la actividad pública.

Su lucha por lograr un trato más justo para la comunidad empezó hace muchos años, cuando el vestirse como mujer era considerado un delito castigado con cárcel. Ahora la nueva generación es la que batalla por obtener conquistas sociales.

En su niñez fue muy pobre y quedó huérfano de padre. “Mi madre fue todo para mí. Siempre la respeté y no le hice pasar malos momentos. Fui prudente con mi vida personal. Siempre me gustaron los hombres”, sostiene.

BAILARINA

Ismael vivió tres años en Colombia, país en el que trabajó como bailarina en centros nocturnos. Fue bautizada como “Claudia” porque durante sus shows imitaba a la cantante Gladis Caldas Méndez, más conocida como Claudia de Colombia.

Para travestirse usó trucos que le daban la apariencia de una fémina voluptuosa. “Agarraba pedazos de espuma del colchón y me los colocaba en los pechos, cadera y pompis. Aunque aún no se escuchaba hablar de la silicona, tampoco me la hubiera puesto”, afirma.

Su vida sentimental comenzó a los 18 años con otro joven de su misma edad. “Mi primera pareja fue un uniformado. Trabajaba en la cocina de una institución”, recuerda.


ENCARCELADO

“En el tiempo de la dictadura militar, los días fueron muy duros para el gremio”, dice. Ella y sus compañeras eran víctimas de persecución y maltrato. “En ese entonces era un delito andar vestido como mujer”, manifiesta.

“A las bravas nos subían a los carros y metían en el cuartel Modelo. Los otros presos abusaban de uno. Éramos muy humillados”, indica.


FUE DUEÑO DE LA MANZANA

En los años ochenta fue dueño de varios restaurantes. También “tuve una discoteca llamada La Manzana. Fue famosa por los striptease que se hacían. A estos eventos asistían hasta hombres de uniforme”. Sin embargo, un crimen ocurrido en el interior del centro provocó su clausura.

Por su actividad de estilista fue contratado para varios eventos de belleza.


“ES SU VIDA”

La decisión de Ismael “depende de las circunstancias de la vida de cada persona y de sus creencias,
por lo tanto respeto el criterio. Él puede adoptar esta posición de llevar su vida como quiera”.

Este personaje ahora dedica su vida a su trabajo y a Dios.



DEJÓ LA ROPA FEMENINA

Hoy,pese a que hay menos discriminación, confiesa que de a poco se retira de la vida activa. Por eso no se viste como mujer o solo lo hace en eventos especiales.

“Creo que hay etapas en la vida. Llega un momento en que hay que apegarse a la conducta de Dios, es decir leer la Biblia e ir a la iglesia”, manifiesta con firmeza.

Por eso hoy está solo y se dedica la mayor parte del tiempo a su centro estético de belleza, donde atiende a su clientela.


Germania Salazar, Guayaquil

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